Camino de Santiago en invierno
Paz y bien:
El invierno se adueña de la faz de la tierra. El sendero se cubre de nieve, desfigurando las señales que indican la dirección a seguir.
No importa. Pues en medio de la inmensidad, en lontananza, poco a poco se va a delineando la figura de un caminante.
El invierno forma parte de la vida. Queramos o no, existen situaciones de invierno, con sus inclemencias y tempestades. Que cada cual le ponga su nombre.
La vida es una fragua en la que se pone a prueba nuestra fuerza de voluntad. De la debilidad salimos fortalecidos si es que asumimos la humildad como actitud existencial.
Sí, lo contemplo… en medio de la inmensidad, sobre una alfombra de blanca nieve, se va delineando el perfil de un peregrino que avanza.
Lo sabe, paso a paso se alcanza la meta.
Ánimo, peregrino, gracias por existir.
Ultreia et Suseia.
Buen camino.
Fray Francisco Castro Miramontes