Marisa Burguete es una navarra que, además de haber hecho la peregrinación, lleva diez años colaborando como hospitalera en el Camino de Santiago. Hablamos con ella sobre lo mucho que aporta esta experiencia a las personas.
-
¿Por qué decidiste pasar de peregrina a hospitalera?
Haciendo el Camino de Santiago me dije: Yo quiero ser hospitalera y devolver al camino lo que él me está dando a mi. Todo es un dejar y tomar.
En una peregrinación a Tierra Santa conocí a Fr. Paco Castro y, como nada ocurre por casualidad, me habló del Hogar de espiritualidad para peregrinos que tienen los franciscanos en Santiago durante los meses de Julio y Agosto. La oportunidad pasó por mi puerta y desde entonces allí paso unos días acogiendo peregrinos, volviendo a casa con más satisfacción que si me fuera de crucero.
Como peregrina tienes vivencias increíbles, y hay mucha solidaridad entre todos. Cuando eres hospitalera, conoces las necesidades de los peregrinos porque primeramente has sido una de ellos. Sabes que más que un lugar elegante y que disponga de todo, necesitan una acogida cercana, un cálido abrazo, que sientan un hogar. Yo les suelo decir: ¡Ya estáis en casa! Y así lo sienten y agradecen con una sonrisa y a veces con lágrimas de emoción. Con ellos aprendes a hablar con el corazón,cuando se habla con el corazón se entienden todos los idiomas.
Me siento realmente afortunada al descubrir la presencia de Jesús de Nazaret en el rostro de cada peregrino. Acoger, atender, escuchar y acompañar, dando vida a las palabras del Maestro : » Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis «. Trato de vivir esta experiencia cada día como mujer creyente en mi familia, compromiso parroquial y social.
-
¿Qué significa para Marisa Burguete el Camino?
Es el camino hacia el interior de uno mismo, el camino de la vida. Ha sido descubrir lo mejor de mí y ponerlo al servicio de los demás. Significa Libertad, sencillez, desapego, amistad, ayuda, gratitud, disfrutar de la soledad acompañada, contemplar la naturaleza y aprender de ella. Es un sentimiento muy fuerte que te atrapa y te vincula a él por siempre. El camino y sus enseñanzas.
-
¿Cómo ha cambiado el Camino desde que lo hiciste por primera vez?
Quizá esté más masificado y también bastantes van con reservas hechas, a mi modo de entender pierde un poco la esencia, pero lo que está claro es que de una forma u otra el camino tiene algo que a nadie deja indiferente.
-
¿Conserva el camino su espiritualidad o la ha perdido en los últimos años?
A simple vista parece que sí. Puede dar la sensación que mucha gente lo hace sin darle ese sentido espiritual. Sin embargo por la experiencia que yo tengo, percibo que muchísimos peregrinos van en búsqueda. Es una pena que a lo largo del camino no haya esa asistencia e incluso que el peregrino no pueda entrar en una iglesia, ermita, etc a orar un rato porque muchas se encuentran cerradas. Pienso que la Iglesia debería salir al camino y tener más presencia.
-
¿Alguna anécdota que te haya marcado a lo largo de todos estos años?
Pues la verdad que hay muchos porque cada persona tenemos nuestra historia . Me quedo con esta:
Todas las noches en el oratorio del convento, que es muy especial, hay una oración por la paz con los peregrinos. Por supuesto que es voluntario, pero curiosamente acuden todos y debo decir algo se remueve allí porque la expresión de las caras tienen un antes y un después.
Un día entre todo el grupo hubo una joven que se declaró atea , no obstante fue a la oración, cuando acabó se quedó un ratito en el oratorio y tuvo una charla con Fr. Paco. Al marcharse a la mañana siguiente dejó escrito en el libro de testimonios de peregrinos: «Gracias por la acogida. Aquí encontré justo lo que necesitaba para acabar mi camino » físico » y empezar muchos otros, más espirituales».
Estos son los milagros del camino. «Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero».
Alejandro Palacios Álvarez