El número de peregrinos que inician su Camino de Santiago en el Camino Aragonés ha vuelto a descender en 2016. Mientras que la otra entrada del Camino Francés, Roncesvalles, ha ido adquiriendo importancia en los últimos 25 años, la entrada por Somport-Jaca ha ido de más a menos. Así desde una cifra relativamente igualada en los años ochenta se ha pasado a menos de 700 peregrinos en el tramo aragonés y más de 70.000 en el tramo navarro.
Los motivos pueden ser varios: la falta de interés por restaurar y adecuar un lugar de inicio, al contrario de lo que ha hecho el Gobierno de Navarra en Roncesvalles, es quizá el más importante. Pero también hay que tener en cuenta la dejadez en el cuidado e la ruta especialmente entre Somport y Jaca, la falta de albergues (¡todavía no hay nada para el peregrino en Somport!) o la escasa visión de administraciones y asociaciones jacobeas locales al fomentar la difuminación del Camino Aragonés dentro del Camino Francés, en lugar de darle vida propia como ha ocurrido con el Camino Primitivo dentro del Camino del Norte. A esto hay que sumar una climatología adversa, con nieve en Somport desde finales de otoño hasta bien entrada la primavera.
La historia, el arte y la naturaleza están de parte del tramo aragonés del Camino Francés así que es cuestión de tiempo que las administraciones y asociaciones encuentren la llave para darle la vuelta a esta decadencia y vuelva un nuevo esplendor. Pero, por ahora, no ha llegado ese momento.