Paz y bien:
Ha llegado el otoño… la piel de la naturaleza se tiñe de policromas tonalidades que embelesan la mirada.
Comienza a hacer frío, y entre la lluvia que va empapando la tierra, en el horizonte, se va delineando, una vez más, la efigie del PEREGRINO que sigue avanzando cuesta arriba, en medio de las dificultades, hasta conquistar la cumbre.
Y en lo alto de la montaña, le aguarda la satisfacción del deber cumplido, de la nueva etapa conquistada: Santiago de Compostela ya está más cerca, el sentido de la vida ya está más cerca, cada paso implica avanzar en un cúmulo de experiencias que ayudan luego a focalizar la vida misma desde otra perspectiva.
El Camino de Santiago es medicinal, y es una pedagogía que enriquece para seguir adelante, avanzando, en el camino de la existencia.
Y el PEREGRINO sabe que nunca camina totalmente solo, que en su alma habita el mundo entero, que el Camino mismo está habitado; que hay un alma del mundo al ritmo de cuyo corazón todos latimos formando parte de un todo que somos, en el que vivimos.
Es otoño…
Ultreia e Suseia.
Buen Camino.