Origen

La Orden de Santiago tiene carácter religioso y militar. Nació en el S XII por  decisión de Fernando II de León  y el Obispo de Salamanca. Encargaron a un grupo de trece caballeros la defensa de la ciudad de Cáceres, amenazada por las tropas árabes. Estos caballeros decidieron formar la orden con el objetivo de defender a los peregrinos que transitan hacia Compostela y guardar las fronteras contra el Islam. Los llamados Freires de Cáceres (Caballeros) se instalaron a lo largo del Camino de Santiago viviendo en comunidades. Lo hicieron en aquellos lugares clave en donde había una comunidad de canónigos o monjes al frente de un hospital, convento o albergue, rigiéndose por la Regla de San Agustín.

Los caballeros fundan la orden en el año 1170. En muy pocos años se extienden desde el reino de León por los diferentes reinos cristianos, especialmente en Castilla. Más tarde, en el año 1175 la Orden de Castilla es reconocida por el Papa Alejandro III. A partir de esta fecha tiene doble carácter, militar y religioso. Tienen vocación militar pero se consideran frailes y llevan una vida de templanza y moderación en comunidad. Tras varias vicisitudes con San Marcos de León, la sede de la Orden queda constituida en el Monasterio de Ucles (Cuenca).

Reconquista e importancia

Su aportación en la reconquista de la península tuvo una importancia vital. Estuvieron presentes en todos los grandes acontecimientos bélicos hasta la conquista de Granada, desarrollando un papel fundamental. Esto les supuso la posesión de grandes territorios, ciudades, monasterios etc.

Con todo este poder terrenal, no es de extrañar que la Orden tomase partido entre las diferencias sucesorias de la época. A su vez los diferentes monarcas interfirieron en la elección del Consejo de los Trece y en el Gran Maestre. Durante el S.XV  las disputas por el poder entre San Marcos y Ucles y la oposición a su politica bélica, fue aprovechada por los Reyes Católicos para solicitar y conseguir del Papa Alejandro VI la concesión de la administración del Maestrazgo de la Orden. A Fernando el Católico le sucede en la administración  Carlos V, quedando  la orden unida a la Corona de España.

En los siglos posteriores, numerosos hombres de armas, nobles y de la cultura pertenecieron a la Orden. Para ello debían probar limpieza de sangre, así como pertenecer a un linaje noble por parte de padre.