La realidad del Camino de Santiago
Paz y bien:
En los últimos tiempos el Camino de Santiago se ha puesto de moda. Son muchos los titulares de prensa que destacan el gran incremento de caminantes en las diversas rutas a Compostela. Incluso desde instancias políticas se trata la cuestión como algo verdaderamente importante. Se habla de muchos peregrinos, pero se afirma también que no gastan mucho dinero. Inaudito. El camino de Santiago es mucho más que meras cifras, o que dinero.
El camino son sus caminantes, y las gentes del camino. Es una profunda experiencia de encuentro con uno mismo y con la alteridad, descubriendo que formamos parte de una gran familia universal, que es la humanidad. Por tanto, vamos más allá de titulares de prensa. Lo verdaderamente importante es que aún son muchas las personas que encuentran en ese arte de caminar hacia Santiago la posibilidad de crecer. Reencontrándose con valores profundamente humanos y espirituales: el amor, la amistad, la bondad, la esperanza, la justicia, o la paz.
Peregrinar es mucho más que caminar físicamente, es hacerlo también por dentro. Es sentir que latimos al pálpito de un gran corazón universal que hace posible la vida.
Motivaciones
Es cierto que cada persona, cada caminante, tiene sus propias motivaciones. Es cierto también que estas van variando a lo largo de la experiencia de peregrinar. Pero es importante destacar que en el Camino de Santiago, uno de los grandes valores que se pueden vivir, es el del respeto a los demás, y la convivencia entre gentes diversas, que están realizando un mismo ejercicio consistente en caminar hacia una misma meta, por donde ya antes millones de personas lo han hecho, y, seguramente, muchas más personas lo harán.
Así que más allá de datos, más allá de cifras, más allá de las diversas consideraciones que se puedan hacer acerca del fenómeno de la peregrinación, lo verdaramente importante es que tú, peregrino-peregrina, has vivido esta profunda experiencia de humanidad y de espiritualidad.
En este sentido es importante también tener palabras de agradecimiento hacia tantos hospitaleros/as, que de manera altruista, hacen de su propia vida un monumento a lo mejor de la humanidad. Dedicándose a acoger a quien llega cansado del Camina (con el peso de la vida a cuestas).
Va a resultar que finalmente, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Y esto, en el Camino de Santiago, queda muy patente.
Así pues, a través de estas palabras, recibe tú, que te has esforzado en llegar hasta el Finisterre occidental, una palabra de ánimo y agradecimiento.
Hay camino, o mejor dicho, hay caminos, porque hay caminantes.
Ultreya et Suseia. ¡Buen camino!»
Francisco Castro Miramontes, franciscano en la casa de acogida Franciscana en Santiago de Compostela.