Joaquín Ignacio Mencos es el delegado de la Orden de Malta en Navarra. Además, es responsable del albergue de peregrinos de la Orden de Malta en Cizur Menor desde hace más de 15 años. En el pasado, fue presidente de los Amigos del Camino de Santiago en Navarra. Hablamos con él sobre la Historia de esta orden religiosa y su conexión con el Camino.
Para quien no la conozca, ¿qué es la Orden de Malta?
La Orden de Malta es una orden religiosa de la Iglesia Católica constituida mayoritariamente por laicos. Se dedica a fines asistenciales humanitarios y tiene una larga tradición reconocida por sus nueve siglos de vida. Tiene algo peculiar y es que es un ente considerado como un estado soberano por lo que mantiene relaciones diplomática en la actualidad con 106 naciones.
¿Cómo ha evolucionado a través del tiempo?
Si en origen fue una orden que atendía a peregrinos, a lo largo de los siglos ha sabido acoplarse a las necesidades de cada momento. En algunos casos, incluso, ha atendido las necesidades de la Iglesia defendiéndola con las armas. Pero su carisma fundacional siempre la ha significado por su especialización sanitaria. De ahí, sus hospitales, dispensarios, etc. Actualmente su acción se desarrolla en más de 120 naciones en las cuales trabajan sus trece mil miembros ayudados por ochenta mil voluntarios.
¿Qué diferencia a la Orden de Malta de otros grupos religiosos o instituciones dentro de la Iglesia?
La Orden de Malta, aún siendo una orden religiosa, tiene pocos miembros que han hecho los tres votos (pobreza, castidad y obediencia). Está constituida por miembros que se adhieren con un compromiso especial de servicio. Estos pueden ser mujeres y hombres casados o solteros. Para su atención espiritual cuenta con capellanes adheridos a la Orden, ya que ningún miembro de la Orden es ordenado sacerdote.
Otra característica es que su superior general tiene rango cardenalicio y reside en Roma.
¿Cómo se hace alguien caballero hospitalario?
El ingreso en la Orden es también algo muy peculiar. Nadie que quiera entrar en la Orden puede hacerlo sino que es la Orden la que invita a entrar a aquellos a los cuales, por su colaboración con las actividades de la Orden, se han destacado. Requiere un tiempo que se concreta en un año mínimo de «noviciado», de acción voluntaria en la Orden y un curso de preparación.
¿Cuál es su relación con el Camino de Santiago a través de los años?
Si en origen la Orden estaba en los Santos Lugares. Después de la caída de Jerusalén decidieron en el siglo XII abrir prioratos y encomiendas. Estos son lugares de culto y de servicio de la Orden que al mismo tiempo recibían donativos y legados para mantener las actividades hospitalarias. Y esto se hizo por todo Europa, empezando por Francia y extendiéndose rápidamente. Como es natural, su vocación de atender a peregrinos se centró en la ruta jacobea, en auge por todo el continente en aquellos tiempos. En España, destacaron entre otros los prioratos de Puente la Reina, de Navarrete, de Hospital de Órbigo o de Portomarín.
¿Qué funciones desempeña en el Camino hoy en día?
Su presencia es muy escasa, dado que no tienen ninguna propiedad después de la desamortización del siglo XIX. Pero se la han encomendado al menos tres lugares de atención. Son el albergue de peregrinos de Cizur Menor en Navarra, el albergue de Villalcázar de Sirga, en Palencia y finalmente el puesto de socorro dentro de la Catedral de Compostela.
¿Dónde se les puede encontrar y qué les distingue?
En otros países su actuación es muy reconocida, especialmente Centro Europa (Austria, Chequia, Hungría…) por sus hospitales y ambulancias. Mientras que en España se centra en comedores para necesitados, atención a niños discapacitados en campamentos de verano, peregrinaciones con enfermos especialmente a Lourdes, residencias de ancianos… Se colabora en las distintas diócesis según les encargue la Iglesia.
¿Cómo ve el futuro de esta institución de aquí a 50 años?
Si seguimos la trayectoria de las últimas décadas, el número de miembros de la Orden es creciente. Y se extiende a más países. Tal vez, una de las ventajas de estar orden es poder incorporar a personas casadas. Como las necesidades al servicio de la Iglesia son constantes y crecientes, está asegurado el cumplimiento del lema de la orden: «Defensores de la Fe y atender a los necesitados».
Alejandro Palacios Álvarez