La credencial emitida por el Arzobispado de Santiago, la más utilizada por los peregrinos, será la única admitida a partir del 1 de enero de 2009 para poder conseguir la Compostela, el certificado cristiano que acredita haber realizado la peregrinación por motivos religiosos.
La Compostela distingue a personas que, «con sentido cristiano, aunque sólo sea en actitud de búsqueda», alcanzan el sepulcro del Apóstol habiendo cubierto, como mínimo, los últimos cien kilómetros de la ruta jacobea a pie o bien sobre un caballo y también a aquellas que han completado en bicicleta, como poco, los postreros 200. Los aspirantes a recibirla demuestran cumplir los requisitos enseñando una especie de pasaporte de viaje donde van reuniendo sellos de parroquias y albergues situados a lo largo del Camino. Ese álbum de cuños recibe el nombre de credencial y en la actualidad circulan «más de 40 o 50 modelos diferentes», según el delegado diocesano Jenaro Cebrián. Dentro de 17 meses, la Iglesia sólo aceptará uno de ellos: el que edita la Catedral.
«Ahora -arguye la misma fuente- existe gran dispersión de credenciales y en la oficina de atención al peregrino estamos validándolas todas, obrando con una cierta flexibilidad que sólo genera inconvenientes y malentendidos»
Aunque todavía resta casi un año y medio para que comience a aplicarse esta medida, Cebrián ya ha enviado circulares informativas a todas las diócesis relacionadas con la ruta y los colectivos civiles integrados en la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino.